Mientras lo que se veía grande para todos, se descubre pequeño y vulnerable. Es así como la imagen que da, de poder, resistencia y resilencia, es por dentro frágil y emotivo. No son opuestos, no son excluyentes, se funden en lo mismo, en uno mismo, y se muestra cada parte de acuerdo a las circunstancias, sin dejar de lado la otra, pero solo mostrando una.
Aparece una mano en la que te puedes posar, la protección, confianza y valentía, no sabes como enfrentar lo que puede pasar al llegar ahí, pero no dudas, sientes pero desconoces por qué está, solo te detienes, y al parar y sostenerte en ella, el vínculo se aclara.
Cuando te das cuenta que al fundirse en uno mismo cada parte, luego posarte y fundirte con otro, encuentras la fuerza para entregar, para ver.
Así se hace compatible que algo, al pensamiento imposible, se arraigue a un lugar en que no pertenecía, y lo haga, pertenezca, entregue y vea.
Cruizato
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